lunes, marzo 05, 2007

El Príncipe y el Mendigo

Después de haber olvidado el orgullo al mendigo no le queda nada más que pedir. La necesidad de saciar su hambre es superior a la rabia que siente por tener que depender de alguien más.

El príncipe nunca pide, solo exige y se le otorgan rápidamente sus deseos. El príncipe da cuando quiere dar.

El no tener nada que perder es algo que al mendigo le entrega cierta paz. Ya se ha mostrado vulnerable, ya se ha descubrió indefenso, por lo tanto ya perdió la vergüenza. Al perder la vergüenza te sientes aliviado, simplemente ahora ya no hay mucho mas que esconder, tu lado oscuro salió a la luz.

Es difícil ser príncipe, no puedes cometer errores, ni puedes parecer débil, debes mantenerte firme en tus obligaciones, y ser sabio en cuanto debes tener claro los requerimientos de tus súbditos. Tienes que decidir por ellos. Aún cuando tu corazón se quiera perder en algún arrebato, las decisiones finalmente las debes tomar con la razón, no tienes permitido cometer errores.

¡No tienes permitido cometer errores, no puedes demostrar tu debilidad!
¡Que agotador!

Te sientes totalmente vulnerable, desprotegido ya has puesto en evidencia que no eres autosuficiente.
¿Donde esta mi orgullo?

Es una buena idea cambiarse de ropa y vivir la vida del otro por unos minutos no?, tampoco esta mal como tema para escribir un buen cuento...mmm

Un poco príncipe y un poco mendigo.
¿Y tu que ropa tienes puesta ahora?

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