jueves, junio 07, 2007

Cuatro dias en Roma

Roma es una ciudad hermosa, un museo la verdad. Es difícil transcribir lo emocionante de estar rodeada de tanta historia.

Después del Coliseo, los foros romanos, Pza España, Pza Venecia, Pza San Pedro, Castel Sant`Angelo, la Fontana di Trevi, el Pantheón, Pza Navona, el barrio Trastevere y alrededores, deje para el ultimo día La basílica de San Pedro y el Vaticano.

Llegué el Lunes feliz a las 9:00 de la mañana me baje del metro rumbo al Vaticano, pensando que tenía todo un día para estar tranquila y sin mucha gente (la jornada comenzó a las 7:00) porque dormí en un pueblo a las afueras de Roma en casa de un amigo de la Cate. (grande Matteo!)
Mientras me acercaba al Vaticano las esperanzas de que no iba a recibir muchos empujones se me fue a las pailas…Roma ya hervía de gente y la fila para entrar a los museos de vaticano ya llevaba como tres cuadras, resignada me fui a la Basílica, menos mal que la espera ni fue tanto, y antes que llegara una verdadera avalancha humana decidí subir hasta la cúpula…por unas escaleras que se van inclinando junto con la curva de la cúpula de la basílica…obvio… la cagó…impresionante! Obviamente arrendé la cosa típica de audífono para ir apretando botones y entender un poco más cada escultura, cada rincón de la Basílica. Gracias a una de las tiendas de suveniers me acorde de llevarme agua bendita a Chile, me compre mi botellita vacía y partí en busca del “Agua Bendita”. La cara con que me miraban los guardias cuando les preguntaba por agua bendita, “aqua bendita” les decía, mientras que hacía el gesto de la cruz con mis manos, quizás se imaginaban que los estaba bendiciendo, varios se rieron en mi cara..no me entendían…suba esa escalera me dijo uno! A si que p´allá partí, con el calor de las 12:00 en el mate, rodeada y apiñada de gente, esperando que la cola avanzara, después de 30 minutos parada y sin moverme, lo único que quería era encontrar la maldita fuente de agua bendita y Tomármela! Cuando llegue el famoso lugar me di cuenta que obviamente no me habían entendido y me mandaron a una pileta donde corría agua para beber, no creo que este toda la grifería bendita! :S En fin, tomé un poco y seguí mi búsqueda…pensando en que bueno sería para el matrimonio de la Tati, tener la famosa agua del Vaticano, me animé a seguir atravesando mares humanos…en fin… con el malentendido llegué de suerte a un letrerito, lo seguí y me deslice a las tumbas papales bajo la basílica. Una cosa he aprendido en este viaje, hay que seguir a la multitud apiñada porque seguro algo interesante atrás del gentío se esconde, efectivamente con ese criterio llegué a la Tumba de Juan Pablo II. No se si me turbe mas por lo que veía o por la cara de emoción de los creyentes cuando pasaban con ojos llorosos frente al Nicho del Papa.

La cúpula, el interior de la basílica, sus catacumbas y nada de nada con el agua, intruseando por sus capillas finalmente encontré un monumento con un receptáculo con agua, antes de que nadie me retara sumergí mi botellita y la llené del agua supuestamente bendita, eso espero, después de tanto esfuerzo, alguna santidad tendrá.
Salía a las 14:00 caminando entre las columnas de Bernini, no tenía mucha documentación a si que ni sabía donde estaba la Capilla Sixtina, dos gringas (supuse bien) me dijeron que ellas iban para allá, a si que las seguí. Después de 5 cuadras a paso de turistas atléticas de 1, 90 m llegué con la lengua afuera a las puertas del Museo, mas encima tuve la mala ocurrencia de elegir una “polerita” con toda la espalda descubierta a si que cada tanto los guardias del Vaticano me retaban que me tapara los hombros, a si que con un chaleco negro encima, pegote y sofocada, putiaba y me reía de la tragicómica situación, en donde me exigían taparme los hombros en un lugar donde paredes y cielos estaban rodeados de piluchos y piluchas, mucho mas sexis que yo, por lo demás.
Lastima que mis tripas no daban mas y el cansancio tampoco, llevaba 6 horas caminando y mentalmente cansada de tantas historias y fechas que los Museos del Vaticano no los aproveche mucho…tantas cosas, tantas esculturas, bustos, vasijas, manuscritos, frescos, pinturas, tallados, libros…la historia del mundo cristiano completa! Era una locura, no puedo explicar lo que es para mi de importante el sentirme ubicada, saber donde esta el norte, o algo. Y el pasar de sala a sala llevada por el ganado que te rodeaba (que a todo esto creo que las vacas son más perfumadas) subiendo y bajando peldaños, por una circulación laberíntica, rodeada de millones de detalles pictóricos en cada cm2 que me rodeaba, en algún minuto se transformo en una pesadilla para mi, debo confesarlo. Lo único que quería era comer algo, tirarme en el pasto y sin el cargo de conciencia de que fui a Roma y no vi la Capilla Sixtina. A cada sala que entraba me sacaba la lengua un cartel que decía junto con una flecha...”a capilla sixtina” yo seguía el cartel entrando en la sala siguiente esperando que apareciera y no! Solo otra sala y el mismo cartel en otro extremo de la sala. Puf! Auxilio!!
Cuando finalmente llegué, la capilla estaba llena, no había lugar para sentarse ni parase cómoda admirando todo, a si que la atravesé rápidamente, a empujones, miré para arriba un minuto y seguí casi corriendo el letrerito “exit”. Después de unos 10 minutos, por fin afuera me perdí por unas calles mas pequeñas buscando una pizeria, el sentarme en una silla picante de cocacola con una bandeja en las piernas, llena de pedazos de pizza de diferentes sabores fue lo mejor, después hasta las 6 de la tarde estuve de espaldas en el primer pastito que encontré sin zapatillas, guatita llena y feliz de haber alcanzado a hacer todo lo previsto en cuatro días en la ciudad.

PD1: Mi cadera anda mejor: entre mi nuevo amigo Ruben y sus sesiones de curación, el deseo en la Fontana di Trevi, y mis rezos en la Basílica de San Pedro… sería como mucho que nada me hiciera efecto ¿no?

PD2: Esta cara de agotada era al lado del muro del Vaticano "antes de entrar a los museos" Puf!

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